Cuando se sospecha o detecta que alguna persona del entorno realiza conductas de riesgo ante los trastornos de conducta alimentaria (TCA) es importante acudir al médico de cabecera cuanto antes.
Es importante ser honesto, directo y comprensivo. Siéntate con él y explica exactamente lo que has notado. Dile a la persona que estás realmente preocupado por lo que pasa. Dile que te importa y te gustaría ayudarle. No la acuses, condenes o la hagas sentir culpable.
Sugiere ayuda profesional. Puedes proponerle algunas opciones:
- ¿Por qué no llamas a la asociación de Anorexia y Bulimia?
- ¿Por qué no preguntas si existe alguna unidad especializada en el tratamiento?
- Ofrécete a acompañarla en busca de ayuda.
Si se resiste, rechaza la ayuda o niega tener el problema es posible que no esté preparado para admitir que tiene un problema. Si es así no le ayudes a negarlo con tu silencio. Reafírmate en que estarás dispuesto a ayudarle cuando él/ ella quiera y en el momento oportuno.
No intentes manipularla con sobornos, recompensas o castigos, ninguna de estas técnicas funciona. El apoyo es la clave.
Tanto si la persona está en tratamiento como si no, no intentes cambiar su comportamiento, que se él/ella quien lo haga, es el único que puede cambiarlo.
El cambio no sucederá de la noche a la mañana. Recuerda, no te frustres, el proceso de recuperación requiere su tiempo.
Si consigues que la persona se responsabilice de su comportamiento mientras la tratas con respeto y comprensión es mucho más probable que esta busque ayuda e inicie el cambio.